Olas y nieve
Las islas Lofoten siempre sorprenden con su capacidad de transformar paisajes familiares en escenarios irreales. Skagsanden, una playa conocida por su arena oscura y sus reflejos sobre la marea baja, se presentó en esta ocasión de una forma completamente diferente: un manto blanco de nieve la cubría por completo, borrando cualquier rastro de la costa habitual.
El atardecer en estas latitúdes tiene un ritmo pausado, como si el sol se resistiera a abandonar el horizonte. En este momento mágico, la luz dorada contrastaba con el frío absoluto del paisaje. La nieve reflejaba los tonos cálidos del cielo, creando un efecto visual que parecía fusionar el hielo y el fuego en un mismo instante (a lo Juego de Tronos).
La larga exposición permitió capturar el vaivén de las olas en un efecto de seda que envuelve las rocas de la costa, suavizando el contraste entre el agua en movimiento y el paisaje helado.
