Puerto de Sanitja, Menorca
La primera noche en Menorca me llevó hasta el pequeño puerto de Sanitja, en el extremo norte de la isla. Desde el interior de una antigua caseta de pescadores, parcialmente derruida, encontré un encuadre directo al mar: una abertura de piedra que recorta el horizonte y enmarca la escena.
A través de esa abertura, un llaüt reposa amarrado sobre aguas completamente en calma. Su reflejo, nítido, flota junto a él gracias a la ausencia total de viento. La piedra iluminada en primer plano contrasta con los tonos fríos del cielo y del mar, donde se alternan nubes estáticas y estrellas dispersas. La luz que baña la escena no proviene de ninguna fuente directa, sino de un resplandor lejano, filtrado desde el fondo de la isla.
Durante siglos, este puerto natural ha servido de abrigo a embarcaciones que cruzaban el norte de Menorca. Hoy, la actividad ha cesado, pero el lugar conserva su forma original: sencilla, práctica, sin artificios. Esta fotografía nocturna muestra exactamente eso. Nada fue colocado, ni alterado. Solo estaba allí.